Tuesday, February 13, 2007

Manhattan rooms


Al salir del palacio del oráculo, alejado de su influencia mística, me encontré de nuevo con el caos de piel y cañerías que es Manhattan. De repente noté el cansancio de una eternidad sobre mi espalda. Entonces recordé las palabras de ese otro viajero incansable, con el que tantas conversaciones en diferido había mantenido y
( http://bukowski.net/vault/wallclockNEW.jpg )
entonces, sólo entonces, me di cuenta de algo que había pasado completamente desapercibido hasta entonces. La ciudad tendía lenta, pero, al parecer, inexorablemente, a regular los flujos de energía de sus habitantes. Ella te controla y marca los ritmos de la propia cotidianeidad. Una música casi imperceptible que se manifiesta especialmente en la marabunta de taxis amarillos que como el miedo huían de Time Square con sus ocupantes destinos a otros planetas (en el lenguaje de Nueva York nos referiríamos a Brooklyn o incluso a New Jersey) o en los miles y miles de desconocidos que se tropiezan y se piden perdon en una lengua que no es la suya cada instante en la ciudad de Nueva York.

No comments: